¿Cómo la violencia sexual se convierte en un flagelo que arrebata la inocencia, la vulnerabilidad y la dignidad de los niños y niñas en Colombia? En el año 2022, la directora general del ICBF reveló una estadística alarmante: más de 16.000 casos de violencia sexual fueron reportados y atendidos en niños, niñas y adolescentes. Esta cifra evidencia una problemática de gran impacto que afecta directamente a la población infantil y adolescente, la cual no toma en cuenta los casos que no se denuncian ni son llevados a la atención de las autoridades competentes.
“Una sexualidad y una afectividad errónea es el punto de partida para la construcción de relaciones basadas en la subordinación, la desigualdad, la dominación e instrumentalización del otro” aseguró el sociólogo Javier Jaramillo resaltando que sin un desarrollo sano de la sexualidad en niños y niñas, los casos de violencia sexual son perpetrados con mayor facilidad.
Asimismo, es importante resaltar las cifras de violencia intrafamiliar que se viven en el país, las cuales dan cuenta del problema estructural presente en los diferentes núcleos familiares. Según el Ministerio Público, en el año 2022 se registraron 25.585 lesiones no fatales a menores de edad, involucrando casos como presunto delito sexual, violencia intrafamiliar, violencia interpersonal, entre otros.
En el contexto de Medellín, se han establecido diversas rutas y líneas de atención para abordar los casos de violencia sexual. Estas incluyen la Línea 123 Social, la Línea Amiga 444 44 48, la Línea 141 del ICBF, el Centro de Atención Integral a Víctimas de Violencia Sexual (CAIVAS), el Código Fucsia y proyectos como "La Magia de Jugar es Sanar", impulsado por la Alcaldía de Medellín. Este último ofrece terapias basadas en el juego para hacer frente a las repercusiones del abuso sexual.
En la lucha contra los abusadores, según Jaramillo, radica la clave en educar a los niños y niñas sobre sus cuerpos y sus partes íntimas, promoviendo la prevención y el autocuidado.
La violencia sexual en Colombia representa un grave problema que afecta la inocencia, la vulnerabilidad y la dignidad de los niños y niñas. Es fundamental tomar medidas preventivas, establecer rutas de atención y promover la educación adecuada para erradicar este flagelo y proteger a la población más vulnerable de nuestro país.
