Contar para sanar… lo oculto
- Corporación Con La 9
- hace 4 días
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Dicen que lo contrario a hablar no es callar, sino enfermar. El silencio puede convertirse en un peso insoportable cuando se acumulan dolores, miedos o recuerdos que nunca se dicen. Guardarlo todo dentro parece una forma de protegerse, pero con el tiempo se convierte en una carga que roba la paz y hasta la salud. La catarsis (ese acto de poner en palabras lo que se lleva por dentro) no borra el dolor, pero lo transforma: lo vuelve más ligero, más humano.
La primera vez que se habló de catarsis fue gracias a Josef Breuer, colaborador de Sigmund Freud, quien introdujo el concepto como “la liberación de emociones reprimidas mediante su expresión consciente”. Más adelante, Freud lo retomaría resaltando que solo es posible aliviar el malestar mental, haciendo conscientes los sentimientos ocultos o reprimidos. Hoy en día, se sabe que la catarsis ayuda a reducir el estrés, la ansiedad y la depresión, gracias a su poder liberador.
Ahora bien, hay que tener en cuenta que aunque resulta muy útil en la mayoría de los casos, la catarsis no consiste únicamente en desahogarse, sino en hacerlo de una manera que realmente sane, en lugar de reabrir heridas.
Para realizar una catarsis, comienza por elegir un espacio seguro: un taller guiado, una sesión psicológica o la escritura de un diario son buenas formas de empezar. Es fundamental que no haya interrupciones. Una vez allí, pon en palabras aquello que duele. Cuando nombras lo que has ocultado por tanto tiempo, comienzas a enfrentar al “monstruo”. No te reprimas: es válido llorar, sentir rabia o miedo. Permítete ser auténtico.
Cuando la marea de emociones baje, identifica los puntos clave que salieron a la luz durante el ejercicio. Reconocerlos te permitirá encontrar la manera de sanarlos. Después, haz algo que te brinde consuelo: toma agua, respira profundo o, si está a tu alcance, recibe un abrazo de alguien de confianza. Aunque no lo notes, tu cuerpo acaba de experimentar una fuerte descarga de estrés; es necesario mostrarle con acciones que ya pasó y todo está bien. Finalmente, inicia un proceso de perdón o busca acompañamiento psicológico si lo necesitas.
Recuerda: la catarsis no es un fin en sí mismo, pero cuando logramos materializar lo intangible, podemos mirar a la cara esos miedos, dolores o frustraciones que hemos querido evitar. Y esa es, sin duda, una manera de empezar a sanar.
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