Escalones, curvas, las entradas de los edificios, motos parqueadas de manera arbitrarias en las aceras y señales comerciales mal ubicadas. Hasta las heces de los animalitos, representan un gran reto para una persona en situación de discapacidad visual, de movilidad y de muchas otras condiciones que, la mayoría de habitantes en la 9, no somos conscientes de la afectación que les trae esta clase de comportamientos y situaciones.
Una reflexión con el acompañamiento de Bernardo López Ciro, presidente del Comité Comunal de Inclusión (CCI), acerca de cómo está nuestra querida Comuna 9 en materia de inclusión en infraestructura para personas en situación de discapacidad.
“Existe la ley 1145 de 2007, por la cual se organiza el Sistema Nacional de Discapacidad y trae definiciones que se han hecho habituales. Decir persona con discapacidad porque la limitación o deficiencia permanece, aunque se procura que la infraestructura, las actitudes y la comunicación sean más inclusivas, eliminando barreras y propiciando la equiparación de oportunidades”.
Diferentes sectores y barrios, una misma problemática
Un recorrido por diferentes puntos de Buenos Aires donde se observan varias irregularidades y comportamientos que para las personas en situación de discapacidad se vuelven complicadas tareas y, a veces, hasta trampas.
“En un ejercicio de campo realizado, debido a una convocatoria que hizo la Mesa de Derechos Humanos de la 9, visibilizamos y tomamos registro fotográfico de las diferentes falencias en infraestructura accesible y pudimos evidenciar que se han hecho algunos esfuerzos, pero no son suficientes y aún persisten muchas barreras para las personas con discapacidad física sobre todo”.
Según López algunas rampas de aceras con acondicionamiento incluyente son irregulares y no permiten la accesibilidad requerida, ya que no se encuentran a nivel del piso creando un resalto difícil de superar para personas en silla de ruedas. Sectores como Gerona, Miraflores, El Salvador, entre otros, es muy reiterativo esta clase de barreras.
Así mismo, muchos de los recintos para encuentros sociales y celebraciones no cuentan con baños acondicionados para personas en situación de discapacidad. Otra de las falencias en materia de acondicionamiento público en infraestructura es la falta, según López, de conocimiento para esta implementación.
“Muchas aceras que cuentan con el estándar de guía para personas con discapacidad visual no están construidas con las señales de forma correcta y muchas veces se ponen estas señales de manera que confunden mucho a las personas que, confiadas, las siguen, porque están puestas al contrario o de manera incorrecta, ya que los que las construyen e implementan no saben cómo van dispuestas”.
Por los barrios Buenos Aires y la Milagrosa la cosa no dista mucho de estas problemáticas. Si bien existen estas barreras de forma física también existe otra clase de obstáculos llamados actitudinales, que son las actitudes que tiene las personas con respecto a aquellos en situación de discapacidad.
“Cuando atraviesan las motos en las aceras, parquean los carros sin pensar en los demás, crean barreras para otras personas, inclusive, las mismas heces de los perros que de manera irresponsable se dejan en calles y aceras se convierten en una barrera con la que sorpresivamente muchas personas en situación de discapacidad se encuentran”, explica Omileni Serna Zapata, integrante del CCI de la Comuna 9.
Según López, existe una falencia muy grande con respecto al transporte en Medellín. Es un tema que recientemente se ha tratado en el Comité Comunal y Corregimiental de Participación (CCCP) de Buenos Aires.
“Las plataformas de muchos alimentadores se encuentran deterioradas o a veces los conductores prefieren no parar para evitarse todo el proceso. Incluso el Metro de Medellín habilitó una línea telefónica (3152522910) para personas usuarias en sillas de ruedas, por si necesitan transportarse pueden solicitar el servicio media hora antes y les llega el transporte. Ese servicio es algo positivo, es un ajuste razonable, y ha beneficiado a muchas personas”.
Falta mucho trecho, pero se está yendo por buen camino
Aunque faltan muchísimas cosas por mejorar con respecto a la forma como nos relacionamos con las personas en situación de discapacidad hay elementos positivos que hacen pensar que todavía hay algo de esperanza para lograr objetivos por estos rumbos.
“Pienso que la actitud de la gente y el lenguaje ha ido cambiando con respecto al trato que se les da a las personas en esta situación, pero todavía falta mucho. Hay que recordar que por tener una discapacidad no es un discapacitado o que por estar en una situación de estas se le trate con diminutivos: el cieguito, el cojito, etc; eso tiene que cambiar. Así mismo, en los restaurantes hacen falta muchas implementaciones para personas con diversos tipos de discapacidades, por eso tenemos que ser cada vez más conscientes de lo que le sucede al otro”.
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