Un duelo compartido es más llevadero
“El duelo es la respuesta emocional que se genera ante una pérdida, sea de un ser querido, del empleo, de la pareja, de una mascota y de muchas otras rupturas que lo producen, como un rompimiento amoroso, por ejemplo”, explicó Ruby Pardo Lozano, psicóloga y especialista en el manejo del duelo.
Según la experta, este tiene varias etapas y su cantidad varía de acuerdo con el autor consultado. “Lo que sí es seguro es que todos los duelos no son iguales ni las etapas son consecutivas, algunos seres humanos en ese proceso avanzan y luego se presenta un episodio que los hace retroceder. Otras veces al inicio ocurre una especie de anestesia emocional. La intensidad del duelo es muy variable y se relaciona con muchos factores, como la cercanía con el fallecido, el parentesco, la forma de relacionarse, la cultura y muchas otras situaciones.
Etapas del duelo que pueden variar
Ruby añadió que de acuerdo con la psiquiatra suiza Elisabeth Kübler-Ross, las etapas más recurrentes son:
Negación. Es una reacción que se produce de forma muy habitual después de una pérdida, se puede manifestar con expresiones como: “aún no creo que sea verdad”, “es como si estuviera viviendo una pesadilla”.
Ira. A menudo, el primer contacto con las emociones tras la negación puede ser en forma de ira, se siente enojo por la manera en que murió su ser amado, más aún si fue de forma inesperada o violenta, se enfurecen con Dios por habérselo llevado y hasta con la persona que se fue, a quien consideran que los abandonó.
Negociación. Se presenta más después de una enfermedad prolongada, se comienza a conectar con la realidad de la pérdida al tiempo que se empiezan a explorar qué actividades pueden retomar de su vida, de las que hacía antes de dedicarse al cuidado de ese ser querido, quien ahora ha fallecido.
Depresión. A medida que avanza el proceso de duelo y se va asumiendo la realidad de la pérdida, se manifiesta de diversos modos: pena, nostalgia, tendencia al aislamiento social y pérdida del interés por lo cotidiano, entre otras manifestaciones.
Aceptación. Es la llegada a un estado de calma asociado a la comprensión, no sólo racional, sino también emocional, de que la muerte y otras pérdidas son fenómenos inherentes a la vida humana.
“La pandemia ha generado un duelo universal en el cual la contingencia de aislamiento social ha agudizado los procesos de duelo. La velación pareciera un acto social, pero la realidad es que es un espacio para asimilar la pérdida, para despedirse del ser querido y para recibir la compañía y el cariño de la familia y de los amigos, pero el hecho de privarse de todo lo anterior hace que el duelo se torne más severo y tarde más tiempo”, aseguró la experta.
Algunas recomendaciones para manejarlo
Expertos aseguran que cuando el duelo es muy fuerte, el tiempo pasa y no se supera, sin embargo, se puede aprender a vivir con él. Según Ruby, para aquellas personas a las que les da más dificultad reponerse por la pérdida de un ser amado es necesario la aceptación, darse cuenta que no está y no volverá, es frecuente escuchar a los dolientes decir que se imaginan que salió a un viaje y que se demora, pero que llegará. Eso es una manera de negar su muerte y no ayuda mucho en el proceso de elaboración de ese duelo.
Después de la aceptación, la persona debe estar atento a su estilo de vida y mirar en qué han cambiado aspectos como el sueño, los patrones de la alimentación, la capacidad de socializar, el ritmo laboral y todo lo que es rutinario, si nota que su interés se ha modificado o que la tristeza es tan agobiante que no le permite hacer la mitad de lo acostumbrado, debe buscar una ayuda profesional. En el duelo es normal que se baje el ritmo de vida, eso es inevitable, lo que debe producir alerta y preocupación es cuando la persona afectada descuida lo cotidiano y necesario, como aquellos que, en medio de su dolor, dejan de comer y hasta de bañarse o de cuidar a sus niños, si los tienen. Ese tipo de hechos ameritan una atención especializada, recomendó la experta.
“Vivir el duelo en compañía de la familia o de las personas más allegadas lo hace más tolerable, la red de apoyo de los parientes, de los compañeros y el soporte psicológico, ayudan a menguar el dolor, a manejarlo. Para apoyar a una persona en duelo no es necesario hablarle de lo que está sufriendo, la simple compañía en silencio, escuchar sin interrumpirlo si quiere hablar, ofrecerse a apoyarlo en lo cotidiano, como llevar a los niños al colegio, darle una mano con las diligencias, colaborar con las obligaciones de la casa y demás, son formas de ayudar, de acompañar y de fortalecer a los dolientes”, recomendó finalmente Ruby Pardo Lozano.
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