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Adiós "tercera edad", hola "adulto mayor"


Integrantes del grupo Tardes Alegres celebrando el día de la Antioqueñidad.

Tenía Abraham noventa y nueve años cuando se le apareció Dios y le dijo: “Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera”. A los 57 años el destacado actor Morgan Freeman alcanzó el éxito y un Oscar con la película “Million Dollar Baby”. A los 60 años el Coronel Sanders inició una franquicia que aún hoy conocemos como KFC. Y George R. R. Martin, el autor de los libros detrás de la mundialmente exitosa serie “Juego de Tronos”, cumplirá 68 años el próximo 20 de septiembre.


Como ellos, muchas personas han visto sus sueños materializarse después de cumplir medio siglo de vida. En muchas áreas a este grupo poblacional se le denomina “tercera edad”. Para Doña Nora Arrubla, coordinadora del grupo Tardes Alegres, este término es algo peyorativo: “Es muy triste ver personas profesionales que están ejerciendo cargos muy altos refiriéndose al adulto mayor como “de tercera”. Y es que en realidad nosotros no somos “de tercera”. Yo llamo “de tercera” lo que reciclamos, las cosas viejas, las cosas que ya vamos a desechar. Y nosotros somos la sabiduría, somos el entendimiento, somos esa parte que deben respetar: el mayor se respeta en toda parte”.


Independientemente de la connotación del término “tercera edad”, detrás de su disgusto se esconde una insatisfacción muy común en las personas mayores: en muchas ocasiones ven su experiencia y conocimiento ignorado por las nuevas generaciones.


En los últimos años, las políticas del gobierno nacional y local le han apuntado a una dignificación del adulto mayor a través de leyes y programas en las que se les ofrece educación, deporte y recreación. El grupo de Doña Nora se reúne una vez a la semana en la sede social de la acción comunal del Ávila. La profesora, como ellas le dicen, es una profesional contratada por el Inder encargada de preparar las actividades de cada reunión.


“Somos 35 adultos mayores, porque a mí no me gusta manejar mucha gente, porque yo prefiero calidad de vida a cantidad de personas. Entonces yo las llamo “mi familia” somos todos una familia y pasamos súper bueno, nos reímos, gozamos, contamos chistes y salimos, paseamos y hacemos algos, hacemos bingos, y pasamos súper bueno” cuenta doña Nora.


En esta ocasión se reunieron para celebrar el Día de la Antioqueñidad. Muchas están vestidas con el traje típico antioqueño. Por grupos se reunieron para preparar una corta exposición de lo más típico del municipio donde nacieron. Obviamente la comida abunda: hay hojuelas, albóndigas con arepa, mazamorra, ¿Quiere repetir? no alcancé a contestar y ya tengo otra albóndiga en la mano.


Está sentadas en media luna. Al frente hacen adivinanzas, chistes, refranes, pero la mejor parte fue al final: Doña Nora y su amiga aceptaron el reto de trovar: por supuesto estaban preparadas, unos días atrás habían escrito lo que iban a decir. El problema es que no entienden la letra y las trovas no salen como se esperaba. Todos ríen.


“Yo comparto mucho con ellas. Si veo que una se enferma, inmediatamente formamos una comisión, le llevamos así sea leche con un ponqué, hacemos dinámicas como para animarle el ratico y ellas se animan y prontamente se alivian y vuelven a estar integradas con nosotros”.


Estos espacios creados por las administraciones locales o por voluntad propia son más que necesarios. En estos grupos se crean redes de apoyo, que fortalecen a sus integrantes y se suplen necesidades de afecto y compañía. Para doña Nora ese es un asunto primordial: “Nosotros realmente necesitamos es mucho apoyo y mucho cariño. Incluso yo tengo mis nietos y cuando ellas van a mi casa, les dicen mamita y las quieren mucho. Y ellas quieren mucho a mis nietos y a mis hijas. Eso es lo lindo de uno ser adulto mayor, que uno sea importante para ellos”.

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