Cuando nos remitimos a pensar en una biblioteca nos remontamos a tiempos en los que por no tener textos en las casas, nos encaminábamos a aquellos espacios llenos de libros, donde las hubiera, en los que por lo general había alguien que te ayudaría con la tarea o consulta, a rastrear en un libro del que tomarías nota o sacarías una fotocopia de las páginas que almacenaran la información que requerías, para dar cuenta luego en la escuela o el colegio de la información allí encontrada, así por lo menos para unas generaciones que sobrepasan los 27 años aproximadamente.
Es por ello que a veces las bibliotecas parecieran espacios mandados a recoger, no porque no sean necesarias, tienden a desaparecer porque no estamos llevando a las nuevas generaciones a conocerlas, a que se apropien de ellas, porque el tiempo es cada vez más medido entre los quehaceres laborales y los domésticos, y muy escaso a la hora de transmitirles el amor por la lectura y otras pasiones que tanto enriquecen el espíritu.
Si bien y es cierto que los libros no desaparecerán, o no al menos en mucho tiempo, también es cierto que en esta comuna, la comuna 9, hacen falta espacios de promoción de lectura, pues no puede ser a todas luces una tarea que se le entregue solo a las instituciones educativas, leer es un placer desde que se adquiere la facultad tanto para jóvenes como para adultos, y son necesarios espacios que nos provean del artículo transmisor de tal magia, los libros.
Experiencias para decir porque hay ya tan pocos de estos espacios en las instituciones, y porqué en los que las hay tienden a desaparecer, hay varias por contar; no hay presupuesto para alguien que las atienda, los chicos ya no asisten a estos sitios sino hay computadores para navegar en internet, dotarlas es un costo que muchas instituciones no tiene manera de solventar, o en casos como el de la Institución Madre María Mazarello al abrir el colegio para los grados de bachillerato, el espacio resultó insuficiente para tantos estudiantes y fue necesario volverla un aula más.
Patricia Botero era quien atendía la biblioteca estudiantil de esa institución cuando funcionaba, y considera que hace falta un espacio público en el que no solo los estudiantes, sino la gente de la comuna pueda acceder no solo a los libros sino también a internet, ya que muchas de las consultas que los estudiantes requieren hacer, encuentran sus soluciones en la virtualidad, y para ello El Parque Biblioteca La Ladera es el referente más cercano que se tiene, y no resulta tan cercano, implica desplazarse bien sea en bus hasta el centro y caminar hasta ese lugar, lo que resulta algo dispendioso para muchos de esta comuna.
Y encontramos también otras experiencias que no por exitosas resultan completar la labor de la promoción de la lectura, que logran incentivar a los niños y jóvenes de esta comuna para que sea posible un acercamiento a los libros, una experiencia importante, que valdría la pena replicar, es el caso de la la Institución Educativa Madre Laura, allí Marcela Ospina Ramírez es la bibliotecaria desde hace 5 años, y ha resultado ser no solo un buen referente de biblioteca para sus propios estudiantes sino también para otras instituciones que mencionan que allí se está realizando un buen trabajo con respecto al tema de la lectura, pero que por supuesto sigue faltando.
Antes era un cuarto pequeño, con muchos libros, pero en el que no podían quedarse los usuarios por la falta de espacio, era manejada por los estudiantes y una docente, ellos mismos habían organizado el material bibliográfico, libros que consiguieron por medio de donaciones inclusive de los mismos estudiantes, una docente en las horas de descanso hacía los préstamos, y cada estudiante se encargaba de registrar el préstamo en un cuaderno.
Ahora la biblioteca lleva alrededor de unos cinco años en otro lugar, en el bloque más nuevo de la Institución Educativa, con lo que completa más de ocho años de existir, desde sus inicios hasta ahora con sus mejoramientos, más o menos esos mismos años que hace que Marcela está en la institución ejerciendo su labor de bibliotecaria, nos cuenta que cuando llegó la biblioteca cerró alrededor de un mes, pues era necesario para reorganizar todo el material, tiene una gran acogida tanto en las mañanas como en las tardes, es increíble incluso que los chicos en los descansos entren a ver qué hay de nuevo, o a buscar no solo textos para tareas sino para leer por el gusto que se ha venido generando entre los estudiantes.
Esta gran acogida de los chicos a este espacio, ella se lo atribuye a la necesidad que hacía un lugar para hacer todo lo que se entreteje alrededor de este lugar, hay apropiación porque encuentran que hay alguien que la atiende todo el tiempo, alguien dispuesto a brindarles una asesoría, pues la idea es que no se vayan sin encontrar lo que buscan, y para complementar estas actividades de consulta que ofrece la biblioteca están proyectos como el Plan Lector que consiste en una actividad que se desarrolla cada mes con la idea de incentivar cada vez a más estudiantes a leer.
En el mes de agosto se hizo una especie de carrusel que consistía en hacer varios grupos en los que un grupo de estudiantes les iban exponiendo un libro a otros estudiantes para invitarlos a leerlo, y está también La Hora del Cuento, que consiste en que Marcela va por los salones a leerles y con eso darles un abrebocas de un cuento o de un libro, que luego los interesados van y buscan en el descanso o en otros tiempos libres. A estos proyectos innovadores se unen también otros profesores de la institución que encuentran necesario invitar a leer.
Y es que a pesar de que el acercamiento de la gente joven a los libros, resulte una tarea difícil por todo el auge del internet, la acogida de procesos como estos y la carencia de bibliotecas tanto en las instituciones como en la comuna, ponen en evidencia que están haciendo falta espacios que acerquen a grandes y pequeños al plan de leer.
Desde libros de cocina, economía, administración, cuentos infantiles, literatura y los de moda como los de sagas, resultan un atractivo, un elemento que genera curiosidad si se tienen a mano, solo podrán ser voceros del gusto de leer aquellos que se acerquen a los textos y sepan decirle a otros donde encontrarlos, e incluso hablar sobre ellos, generar un impacto en la comunidad , ya que estos espacios no son solo la estantería de un montón de textos, si no también espacios para hacer promoción, plantear ejercicios de los padres con los hijos pequeños a la luz de la literatura, horas del cuento y clubes de lectura, procesos que se han venido generando en los parques bibliotecas en las comunas que las hay.
Pues si bien está La Ladera en el barrio Boston, coinciden muchos en que hacen falta bibliotecas públicas que estén en esta comuna, pues para ser esa la biblioteca pública más cercana, no está tan cerca, una biblioteca impacta siempre de manera positiva porque genera lazos, porque crea intereses, porque despierta inquietud en todas las generaciones de una comunidad, son una disculpa para compartir, y de la mano de los promotores es un viaje por el interesante mundo de la lectura, la nueve necesita un espacio para dar rienda suelta al placer de leer.