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Patologías mentales derivadas de la tenencia de mascotas

Existen esas personas que, en medio de un pesar desmesurado, acumulan mascotas con la idea de que si ellos no lo hacen, estas pasarán muchas necesidades y cuando menos piensan, el espacio donde viven está repleto de animales de compañía.


Al ser tantos, asearlos, darles de comer y atender sus necesidades de salud, se vuelve demasiado complejo si la persona responsable está sola. Además, las condiciones de higiene de los sitios donde permanecen aglomerados esos animales no suelen ser las mejores, aquellos lugares son algo así como una cárcel de animales. ¿Qué hay detrás de esos comportamientos obsesivos?

El educador canino, Elkin Carmona Ossa, explicó que desde la psicología a este trauma se le conoce como el síndrome de fatiga compasional e involucra vacíos sentimentales y emocionales de las personas. “Cuando tratan de sentir compasión por los animales, al protegerlos y cuidarlos, eso les genera como esa fortaleza para ellos seguir enfrentando su vida con motivaciones como la compañía que les brindan las mascotas y el hecho de sentir que están haciendo algo muy bueno. Es algo así como cuando los papás dicen que no quieren que los hijos sufran lo que ellos padecieron cuando eran jóvenes, pero en estos casos, estas personas no quieren que esos seres indefensos sufran lo que ellos han padecido”.


Por lo general, los afectados con el síndrome de fatiga compasional reciben el apoyo inicial de algunos voluntarios para el cuidado de los animales, pero al ver su obstinación, con el tiempo se alejan y los dejan solos, concluyó el educador canino.

En Medellín se conoció un caso bastante singular de Lucia Rico que en una finca del corregimiento de Santa Elena tenía más de 200 mascotas, entre perros y gatos. Después de un tiempo, el caso se complicó tanto, que las autoridades le decomisaron los animales.


La señora evidenciaba el mencionado síndrome de fatiga compasional y al final se quedó sola y no solo tenía afectada su salud mental, sino también la física porque llegó un momento en el que estuvo grave de salud y no hubo quien se encargará de las mascotas. Por fortuna, aparecieron más de 50 voluntarios para ayudar en las labores de cuidado de los animales y muchos de ellos los dieron en adopción.


Adoptan animales en vez de hijos, pero traspolan el problema


En la actualidad se ha vuelto común que muchas parejas humanas en vez de hijos decidan adoptar perros o gatos a los que humanizan. ¿Por qué se da eso? Para Carmona Ossa, la gente cambió la relación con sus congéneres y una de las explicaciones es que las personas deterioran parcial o completamente el planeta y los recursos naturales.

“En su afán por acercarse un poco más a lo natural, tratan de compensar el daño hecho por las personas con la tenencia de perros o gatos. Considero eso como un acto de intentar negar lo que realmente somos y traspolarlo a los animales. De esa manera, ellos sienten que, si no es un humano el que se está reproduciendo o creciendo, la afectación a la naturaleza tiende a disminuir.


Esas personas no tienen un hijo, pero en cambio acumulan cuatro o cinco perros, lo que a la larga también produce una afectación al planeta porque no hay sobrepoblación de gente, pero sí de mascotas. Un perro que es tomado por un humano como un hijo, por lo general produce muchos más desechos que las mismas personas: bolsas, pañitos, champú, cocas…


Como algunos compran cosas en abundancia para los hijos, los que se llenan de mascotas hacen lo mismo con ellas. Estas personas no quieren tener la responsabilidad que implica un hijo y sienten que al tener un animal llenan ese vacío, aunque sin tanto compromiso”.


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