Contar para sanar… las conexiones
- Corporación Con La 9
- hace 5 días
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Hace algunos años, Discovery Channel lanzó una serie documental maravillosa llamada “Vida”. Fue muy famosa no solo por sus extraordinarias imágenes, sino también porque contó con la voz de Juanes como narrador. En cada capítulo se mostraban las estrategias que usaba cada especie para sobrevivir. Y aunque toda la serie era fascinante, el episodio más impactante fue el de los mamíferos.
Al final de un largo recorrido, Juanes concluye con una frase que aún resuena: “Nuestra fortaleza como mamíferos está en la manada”. Por supuesto, algunos animales tienen garras, colmillos o colores que les permiten camuflarse. Pero en el reino animal, un mamífero que vive solo está condenado a morir.
A veces no valoramos lo suficiente el poder de crear lazos y de construir comunidad. Es cierto que la soledad puede volverse adictiva, pero existimos en relación con otros. Jean-Paul Sartre, filósofo y escritor francés, afirmaba que la mirada del otro nos define. De manera similar, Martin Buber, filósofo austriaco, planteaba que cuando alguien pronuncia nuestro nombre nos reconoce como sujetos y no como objetos. En otras palabras: existimos porque alguien nota nuestra existencia.
En los talleres de “Contar para sanar”, además de descubrir el poder curativo de poner en palabras nuestros dolores, apareció otro elemento fundamental: la red de apoyo. Cada vez que alguien compartía su historia y otros lo escuchaban, se tejían lazos; se derramaban lágrimas que acompañaban al dolor del otro; y surgían palabras que animaban al narrador a no sentirse solo.
Rosalía Restrepo Pino, presidenta del club de vida “Viejos soñadores”, nos habló de lo que sucede en su grupo: “Hay muchos duelos: de pérdidas, de abandono, de soledad… pero aquí somos como una familia. Si nos podemos apoyar, lo hacemos. La idea es que todos sean felices”. Además aclaró que ese apoyo no se queda solo en palabras: “Hay algunos que no tienen para comprar sus medicinas, por ejemplo. Entonces yo les colaboro comprándoles los medicamentos. A uno no le alcanza para darles a todos, pero unos poquitos sí se pueden”.
Además de espacios de encuentro como el club de vida y el grupo de danzas, Rosalía reconoce que experiencias diferentes, como el taller “Contar para sanar”, son oportunidades para liberarse de heridas que en la cotidianidad se callan: “Muy bueno tener este tipo de talleres. Yo les dije: ‘No podemos faltar, muchachas, porque necesitamos charlas de psicólogas. Tenemos que aprender a manejar la salud mental. Nos estamos tragando los problemas y no deberíamos hacerlo. Explotemos, como sea, pero explotemos’”.
Es cierto que sanar es un acto individual, pero no debería ser un camino solitario. La presencia de otros puede ser tan poderosa como cualquier herramienta. Contar con una red de apoyo no solo nos ayuda a atravesar los momentos difíciles, sino que también nos recuerda que, incluso en medio del dolor, seguimos siendo dignos de ser amados.
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