"Yo creo en la vida, creo en los demás, creo que este cuento hay que lucharlo por la gente, creo en un país en paz, creo en la democracia, creo que lo que pasa es que estamos en malas manos, creo que esto tiene salvación".
Son muchas las sensaciones que podemos llegar a percibir al escuchar el nombre de Jaime Garzón cómo: las sonrisas, los chistes, las verdades, su ausencia y quizás vernos reflejados en él.
Uno de los mayores tesoros que nos ha dejado la historia sobre la vida de Garzón, puede ser la dignidad y el respeto por la vida. En gran parte por como equiparaba el periodismo y la comunicación para la vida y el progreso del país, velando por el principio de la ética en el quehacer profesional, su visión de la sociedad colombiana y el llamado a la participación colectiva, juvenil y activa para el desarrollo de una visión de país democrático y pluricultural.
Garzón estudió derecho, pero usó el humor cómo herramienta retórica para tratar de entender, en medio del conflicto, las razones del porque somos como somos y vivimos como vivimos.
La genialidad de su humor es legendaria, así como la construcción de un universo extenso de personajes cómo Heriberto de la Calle, Dioselina Tibaná, Émerson de Francisco, Néstor Elí, Inti de la Hoz, John Lenin, William Garra, Godofredo Cínico Caspa, entre otros. Siempre maniobrando su enorme capacidad de usar la sátira para hablar sobre esa compleja Colombia de los noventa.
Hoy recordamos, a 20 años de su muerte, las diversas formas que nos mostró de ser colombianos. La manera inteligente de ironizar al poder, de hacer autocrítica y generar reflexiones de país en horario estelar en nuestra televisión criolla.
¡Nunca se apagará tu llama en nuestra memoria, querido Jaime Garzón!
Periodista: Jorge Arboleda