Control, disciplina y autoconocimiento, estos son algunos de los elementos que se deben tener en la práctica del Kung Fu. Este arte marcial se fundamenta en el fortalecimiento del ser físico, mental y espiritualmente.
Ingrid Maritza Sierra, una mujer alta y delgada imparte las instrucciones de cada uno de los movimientos que se hacen, ella guía el entrenamiento, que va desde estirar y calentar los músculos, hasta la ejecución de movimientos lentos y elegantes, patadas rápidas y poderosas, así como el control de la respiración.
A pesar de lo que se dice, el Kung Fu no está enfocado en las peleas, su objetivo principal es la armonía entre mente, cuerpo y espíritu. “Kung Fu es una manera de asumir la vida, es como una observación permanente de uno, de lo que yo hago, pienso, siento; (…) es trabajo sobre el cuerpo, sobre la mente”, indicó Ingrid.
Para Mateo de 10 años, el Kung Fu es una oportunidad para no tener miedo, enfrentar sus limitaciones y compartir con amigos. Aunque a veces se distrae, cuando se concentra logra realizar patadas, movimientos, posturas y danzas de forma correcta, aumentando su confianza. Se interesó en el Kung Fu por su parecido con el Parkour, es decir, por sus saltos y movimientos ágiles.
Para Sebastián Higuita el Kung Fu “es la mamá de toda las artes marciales”. Se interesó en este arte por los saltos, las patadas, pero el primer motivador para practicarlo fue su padre.
Según cuenta la instructora, los padres son quienes notan el cambio, los niños llegan a su casa a practicar y son entusiastas en cuanto a los entrenamientos, ya que se les enseña responsabilidad, disciplina y control, aunque un día que otro la pereza y la desconcentración dominen los pequeños cuerpos que apenas empiezan a recorrer el camino del acondicionamiento físico y autocontrol.
Sebastián Gallego, es hijo de Ingrid, tiene 12 años y practica desde el 2011. Para él, Kung Fu es “trabajar en uno, trabajar en lo físico y en lo emocional”. Su especialidad son los saltos y las patadas, “en los saltos me suspendo en el aire, (…) me siento volando”, explica el joven.
Para los jóvenes el Kung Fu es una herramienta importante para aprender a controlar sus emociones, mejorar su capacidad de reaccionar o de accionarse y de asumir una filosofía de vida basada en el respeto.
Kung Fu y la Danza
En el Kung Fu existen danzas basadas en los movimientos de animales, tanto de la naturaleza como míticos, entre ellos el Dragón, el Tigre, la Grulla, la Serpiente, el Fénix, la Mantis, el Mono, entre otros. Estos estilos implican ejercicios que requieren de agilidad, flexibilidad, coordinación y precisión. Por esta razón no es de extrañar que una bailarina encontrara en este arte elementos que le aportaran en el desarrollo de su actividad, para un nuevo estilo y filosofía de vida.
Ingrid llegó por casualidad a la práctica del Kung Fu, formada como bailarina y docente de danza, conoció esta disciplina por el director del grupo donde trabajaba en el año 2007 quien realizaba una investigación donde relacionaba los fundamentos del Kung Fu Sistema Tai Yu Chin con la danza, considerando a ambas como un arte sagrado.
Respecto al colectivo Cámara de Danza Comunidad – donde actualmente desarrolla su trabajo la instructora -, nace en el año 2009 el cual: “surge a partir de la necesidad de estudiar e indagar en torno a los niveles físico, espiritual y energético del danzante, investigando dentro de la propia práctica (sala de ensayo), mesas de trabajo y aún en los espacios cotidianos donde nos movilizamos”.
Más información respecto al grupo de danza, se puede encontrar en la página web
En cuanto al Núcleo de Kung Fu puedes contactar a Ingrid Sierra a través del correo electrónico: nucleodragonsagrado@gmail.com
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