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  • Héctor Javier Barrera

Un equipazo que aporta futbolistas y paz al barrio Medellín Sin Tugurios


Una voz incesante en su mente, le decía al profe Francisco Luis González Carvajal que debía convertir ese terreno empedrado y lleno de basuras del sector de los lotes del barrio Medellín Sin Tugurios, en una cancha de fútbol para que los niños del barrio tuvieran un espacio para jugar liderado por él.


Eso pasó hace 13 años, cuando González Carvajal llevaba poco tiempo de haberse mudado a esta zona del barrio y entonces, le hizo caso a esa voz interior sin contar con muchos recursos.


“Le pedí a Dios que me diera lo necesario para lograr esa meta y como por arte de magia empezaron a llegar los vecinos y los mismos niños del barrio con pico y pala y con toda la disposición para limpiar el terreno y adecuarlo como una cancha”, recordó el director técnico y vicepresidente del club.


Ese sueño se fue convirtiendo, poco a poco, en realidad con una suma de hechos que él considera milagrosos. Una vez que el lote estaba medianamente limpio y plano, González Carvajal le contó de sus deseos a unos amigos empresarios de la Plaza Minorista José María Villa y ellos le donaron los arcos, la malla y las luminarias de la cancha también fueron obsequiadas por amigos de buen corazón, que vieron que su proyecto contribuía a sembrar un mejor futuro para los niños de ese barrio.


Fútbol para la paz


El profe vio que los chicos de Medellín Sin Tugurios necesitaban ocupar su tiempo libre en actividades recreativas, educativas y de sano esparcimiento para evitar que terminaran involucrados en la violencia; entonces se embarcó en la aventura de crear el Club Deportivo Camisas Blancas, nombre que tomó en honor a una fundación que promovía la paz en el barrio. Francisco empezó con 10 pequeños y hoy cuenta con 80 niños entre los cinco y los 15 años.


Aunque al comienzo solo era integrado por hombres, hace cuatro años llegaron tres niñas con deseos de practicar ese deporte. Actualmente 15 chicas hacen parte de este club deportivo que entrena de 6 p.m. a 8 p.m. de lunes a viernes en la cancha de los lotes, la única con la que cuenta el barrio.


Hoy sueñan con que la cancha sea legalizada y que el Inder se convierta en el doliente para que la mejore y que los niños del barrio puedan gozar de espacios dignos para el deporte, que allí se construya un parque con equipamientos de calidad para la comunidad.


González Carvajal y Liriam María Gómez, quien es su asistente técnica, buscan siempre donantes que les ayuden con los uniformes, con guayos, con pasajes, con refrigerios y hasta con mercados, porque los integrantes del Club Deportivo Camisas Blancas son chicos con ganas de salir adelante, pero en muchas ocasiones llegan a jugar o a entrenar sin comer.


Sin embargo, su líder ha demostrado que su compromiso con ellos es total y en el camino siempre se ha encontrado con manos amigas que lo animan a seguir adelante por medio de sus aportes desinteresados.

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