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  • Héctor Javier Barrera

Un encuentro de amor y gratitud por el Área de Recreación Urbana La Asomadera


Aunque el día estaba frío y opaco, eso no fue impedimento para que el pasado domingo, 27 de febrero del 2022, unas 70 personas, entre las que se contaban 3 grupos de scouts, miembros de la Defensa Civil, algunos líderes sociales, integrantes de colectivos ambientales, artísticos y gente del común con amor por la Madre Tierra, se unieran para dedicar medio día de su vida a una limpieza profunda del pulmón verde más importante del Valle de Aburrá: el Área de Recreación Urbana Cerro La Asomadera.


La falta de conciencia ciudadana lleva a que personas sin educación depositen, todos los días, en las zonas verdes de sus 33.56 hectáreas de bosque, todo tipo de desechos: botellas, restos de comida, muebles viejos de madera, empaques de alimentos y hasta de condones, toallas higiénicas usadas, escombros, plásticos, costales y muchas cosas más.


“Tenemos 450 árboles nativos muy hermosos y 123 tipos de aves rodeadas de un basurero muy feo”, le contaba a los asistentes Jonny Andrés Escobar Velásquez, director de la Mesa Ambiental de la Comuna 9 de Medellín y gestor de la iniciativa que convocaba a este montón de seres humanos a abrazar a la Madre Tierra en oración y a darle un poco de tiempo como muestra de amor, de paso, a conectarse con ella, a respirar aire puro y a integrarse como comunidad en su honor.


“Hoy estamos realizando una toma ecológica en la que invitamos a actores importantes del territorio para intervenir en 2 puntos críticos que tenemos y así generar cultura entre nuestros vecinos. Estas estrategias ambientales de empoderamiento de espacios naturales son importantísimas”, explicó Escobar Velásquez, quien también es representante legal de la Corporación de Integración Comunitaria de la zona centro oriental de Medellín, Conambiente, y profesional ambiental.


Él es un experto y apasionado por cuidar el medio ambiente y eso se le notaba a leguas en cada palabra que expresada a los voluntarios mientras avanzaban en las labores de ornato y aseo ejecutadas por 2 convites; uno que se dedicó a limpiar una zona que estaba muy cerca la Institución Educativa El Salvador y el otro, que hacía lo propio por las lomas aledañas al Colegio Ana de Castrillón y terminó recorriendo cada rincón de esta maravilla que la naturaleza nos ha regalado. “Si ven un político por ahí, lo echan en las bolsas”, dijo uno de los voluntarios para amenizar el momento y los presentes soltaron la carcajada.


Un recorrido lleno de aprendizajes y de sorpresas


Ambos equipos hicieron sus tareas en medio de una camaradería y de un compartir amenizados con pequeñas historias que Escobar Velásquez les iba compartiendo a medida que avanzaban a lo largo y ancho de esta enorme zona verde.


“Este cerro fue bautizado con el nombre de La Asomadera porque nuestros ancestros indígenas que lo habitaron en el pasado: los tahamíes, nutabes y aburraes se asomaban desde acá y miraban a los otros cerros del Valle de Aburrá para dirigirse a ellos”, reveló el líder de la actividad, quien los invitó a desaprender para aprender.


“Venimos desde el 2010 trabajándole a esta estrategia del área protegida de La Asomadera, pero en el enfoque de empoderamiento llevamos 2 años por medio de talleres en los que enseñamos la separación en la fuente de los residuos, talleres en biodiversidad y recorridos pedagógicos. De las 33.56 hectáreas de bosque que tenemos en La Asomadera, 26.63 son para el disfrute y para la recreación pasiva basada en la conservación de este espacio”, expresó Escobar Velásquez.


Algo que le llamó poderosamente la atención a Escobar Velásquez fue que cuando le estaba dando las indicaciones a uno de los grupos para empezar las labores, tenía previsto que los adultos recogieran los desechos, mientras que a los niños los invitó a quedarse con él para contarles historias de ese territorio y enseñarles algunas cosas llamativas del trabajo con la naturaleza, pero los pequeños ya tenían sus bolsas en las manos y, sin dudarlo, prefirieron unirse a lo que hacían sus mayores.


La actividad de ornato y aseo, que había empezado a las 10 de la mañana, culminó a las 2 de la tarde con un delicioso sancocho comunitario y con consejos de oro para quienes visitan este encantador lugar:


“Es muy importante la separación en la fuente, la identificación de nuestros recuperadores y, por favor, si vas a venir aquí, al área protegida de La Asomadera, llévate tu basura, no la dejes acá, no crees puntos críticos porque sufren mucho nuestras aves y necesitamos protegerlas”.




Gustavo Correa, subjefe del grupo Scout 16 Anthares, dijo que: “fue una actividad maravillosa en la cual pudimos compartir con otros colectivos y con la comunidad en esta parte del barrio El Salvador, unimos esfuerzos para dejar un mundo mejor. Nosotros estuvimos viviendo el punto 6 de la ley scout, que dice que el scout ama y protege la naturaleza. Tenemos especies de árboles nativos únicos, que definitivamente debemos ayudar a conservar y a proteger sin arrojar basuras, vidrios y un montón de escombros que encontramos en este lugar, debemos conservarlo tan limpio, como nos gustaría encontrar nuestra casa”.




“Es algo muy bueno porque los niños aprenden que no se deben arrojar basuras en estos sitios y en familia podemos compartir”, dijo José Manuel Hernández, quien estuvo acompañado por su esposa, Yuliet Peláez y sus pequeños, Juanita y Matías.
Jonny Andrés Escobar, gestor de la jornada de ornato y aseo.
Así se veía un matorral aledaño a la Institución Educativa El Salvador.

El trabajo en equipo y sin importar las edades fue recurrente a la hora de recoger todo tipo de desechos que tira la gente en el Área de Recreación Urbana Cerro La Asomadera.

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