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Lo que no te habían contado acerca del estrés


Según el investigador Jyri Kuusela, el ser humano procesa diariamente unos 60.000 pensamientos, de los cuales el 94% se repiten y el 80% son negativos. Una cantidad extraordinaria ¿Verdad?

Por: Francely Valencia Morales,

Psicóloga

Especialista en evaluación y diagnóstico neuropsicológico

Magíster en neuropsicología clínica


¿Sabías que es normal sentir estrés ante la mayoría de situaciones de la vida? Pues sí, es normal sentir estrés ante las presiones cotidianas de la familia, del trabajo, frente hechos adversos, como una quiebra económica, una pandemia, un divorcio, una enfermedad, entre otros.


El estrés no siempre tiene consecuencias negativas, éstas surgen sólo cuando la situación desborda la capacidad de control de la persona generando una afectación tanto en la salud mental como física. El punto neurálgico no es el acontecimiento en sí, sino las estrategias de afrontamiento que la persona que experimenta el estrés use para asumir y gestionar dicha situación.


El estrés tiene 2 caras: la buena (eustrés) y la mala (distrés). La primera surge de las respuestas adaptativas con las que la persona afronta la situación, ya que esta puede ver el acontecimiento como un reto o desafío, lo cual convierte dicha circunstancia en una oportunidad para generar soluciones. A esto le llamo ver la vida con discernimiento.


El distrés o cara mala del estrés, genera un impacto negativo en el bienestar mental y físico, ya que la persona que experimenta el estrés percibe el evento como algo catastrófico y negativo, llegando a producir síntomas físicos como dolores de cabeza, fatiga, molestias estomacales o insomnio. A esto le llamo ver la vida desde el sufrimiento.


Por ejemplo, estamos ante una situación novedosa como la pandemia por la Covid-19. Al inicio, la mayoría de personas tardaron algunos días para procesar el acontecimiento. Posterior a esto, algunos comprendieron que tenían que cambiar la manera en cómo venían haciendo las cosas. Así, algunas empresas pasaron de producir licores a fabricar alcohol glicerinado, compañías que fabricaban vestidos de baño mutaron a producir tapabocas y batas antifluidos. Como estos, hay demasiados ejemplos que muestran la capacidad de afrontamiento. Por otro lado, encontramos también a personas que todavía están estancadas y paralizadas por la situación que se está viviendo. Lo único que diferencia a los unos de los otros, es la manera en cómo perciben el evento.


Les doy un dato curioso: el cerebro es literal, él no sabe diferenciar si eso que estás pensando, ya ocurrió o lo estás imaginando. Para el cerebro si los estás pensando, lo estás viviendo. Por lo tanto, debemos ser cuidadosos respecto a lo que pensamos y cómo percibimos los eventos que experimentamos.


Los pensamientos juegan un papel fundamental en nuestra manera de ver el mundo y de vivir cada día, ya que son los generadores de emociones y de conductas.


Me gustaría que, en este momento que estás leyendo este texto, verifiques cómo los pensamientos generan una emoción. Para esto, cierra los ojos e imagina que estas en la playa acostado en una hamaca, que sientes la brisa y escuches las olas del mar. ¿Cómo te sientes? Relajado ¿Verdad? Pues eso mismo pasa en nuestro día a día. En ocasiones, estamos en un lugar y nuestra mente anda en otra parte del universo, generalmente en un pasado que ya no existe, evocando la tristeza causada por determinadas situaciones, sintiéndonos culpables, heridos o arrepentidos. O pensamos en el futuro, que es completamente incierto y nos estresamos por lo que podría suceder, pero pocas veces estamos en el aquí y en el ahora.


Así que toda la magia ocurre en nuestra mente. Si logramos comprender que el único poder que todos poseemos es la capacidad de resignificar nuestros pensamientos y de gestionar adecuadamente nuestras emociones, no permitiríamos que las situaciones fuera de nuestro control nos afectaran y, en cambio, empezaríamos a buscar en nuestro mundo interior, a ver la vida con discernimiento, comprendiendo que todo pasa para bien, si bien se toma. Para lograr esto, hay que darle la importancia que se requiere a la salud mental.


Hoy te invito a que empieces a darle relevancia a tu bienestar mental, que inicies a trabajar en ti, que busques ayuda con el fin de adquirir herramientas para la vida. Asesórate con profesionales idóneos de la salud mental. Erradiquemos de nuestra mente la idea de que asistir a una consulta con un psicólogo o psiquiatra es sólo para personas “desequilibradas”. Esta creencia lo único que ha generado es el incremento desproporcionado de enfermedades mentales y, por supuesto, de problemáticas sociales.


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