El Museo de Antioquia es uno de los mayores tesoros culturales y artísticos del departamento, en el que se exhiben, desde hace 141 años, obras de artistas nacionales e internacionales. En la actualidad cuenta con más de 8.000 obras de arte para el disfrute de propios y visitantes. Algunas relatan la época de la colonia, otras proponen una mirada contemporánea.
Recorrer la estructura interna de su antigua edificación, que era el Palacio Municipal, es evocar que en algún tiempo lejano desde allí se administraba el poder político de Medellín. Al andar por sus pasillos amplios y por sus espacios pulcros es algo parecido a transitar por los palacios lujosos habitados por reyes y reinas que nos muestran algunas películas.
Este templo de la cultura y del arte antioqueño, nacional e internacional, tiene la particularidad de estar frente a La Plaza de Botero, en pleno corazón del Centro de Medellín, y de tener en su interior salas de arte dedicadas a mostrar las obras de éste gran artista paisa, quien goza de prestigio mundial por sus famosas esculturas y pinturas monumentales. De hecho, el Museo de Antioquia cuenta con la colección de pinturas, dibujos y esculturas de Fernando Botero más grande del mundo, según la página web del mismo museo.
Al ingresar por la puerta aledaña a la Plaza de Botero, los visitantes se encuentran con una tienda que guarda la esencia del museo en todo tipo de objetos: tazas, imanes, vasos, mugs, termos, elementos escolares y hasta camisetas impregnadas de las obras del maestro Botero y de muchos otros artistas, que los visitantes pueden comprar. Adquirir esos productos es ayudar para que este valioso templo del arte y de la cultura se mantenga vigente.
El Museo de Antioquia cuenta con salas de exposiciones de arte permanentes y temporales. Entre las primeras se encuentran algunas con títulos que llaman la atención y que dejan cosas a la imaginación:
El Barro Tiene Voz
Esta exposición reúne piezas cerámicas de distintos tiempos y procedencias y llama la atención que allí hay platos fabricados en la loza del Carmen de Víboral, usados por los pintores como lienzos para plasmar sus obras.
Allí el barro y la cerámica le hablan al visitante de su pasado, pero también proponen otras miradas vigentes, cuando muestran cuadros con construcciones en ese material, alcancías, figuras artísticas de personajes y de ancestros indígenas, vasijas, macetas, entre otras.
“Esta reinstalación de piezas prehispánicas que propone la colección del Museo de Antioquia no exalta el discurso histórico como único relato, sino, más bien, propone las múltiples historias o narraciones que esos objetos ofrecen al ser vistos como imágenes afectivas con las que podemos interactuar en el presente, como presencias equivalentes a la nuestra”, se lee en la presentación de las obras de esta sala, que hablan de la cerámica como medio y del barro como materia prima en Colombia.
Sala Fernando Botero
Reúne lo mejor de la producción del artista antioqueño, cuya propuesta es reconocida en la historia del arte internacional. Allí hay salas con sus pinturas y también con sus esculturas a una menor escala que las que existen en La Plaza de Botero o en el Parque de San Antonio. El maestro empezó a donar sus obras a este museo en 1975. Llama la atención una serie de pinturas en las que aparecen los personajes de la Semana Santa a su estilo: Jesús y María con figuras exageradas, así como los apóstoles, los soldados y los ángeles.
Allí se pueden observar también cuadros con personas voluminosas y hasta una exposición en 3D de los recortes de periódicos locales con la noticia de la escultura de un pájaro de Botero que fue cercenado con una bomba que explotó en el Parque de San Antonio. En sus manos, cualquier tema de la vida es rebosado en sus dimensiones: los niños, los oficios, los paisajes, las frutas, los instrumentos musicales, los rostros y los cuerpos. Botero se inspiró en artistas mexicanos y renacentistas y gran parte de su formación fue autodidacta.
Esto es solo una pequeña muestra de las salas que podrás encontrar si visitas el Museo de Antioquia, si te das el gusto de poner a volar tu imaginación, inspirado en esos mundos que los artistas con su creatividad desbordante nos cuentan, nos hacen cuestionar y hasta soñar.
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