Aunque Alba Lidia Tamayo Valencia soñó con ser enfermera desde los nueve años, ese anhelo la llenó de felicidad a los 42 años de vida, cuando, por fin, lo materializó. Ella fue una de las 26 estudiantes de la Comuna 9 - Buenos Aires- que el pasado 31 de julio fueron certificadas por el Centro de Estudios en Salud, Edesa, como técnicas auxiliares de enfermería.
Este proceso formativo se pudo lograr gracias a que la Junta Administradora Local, JAL, y el Consejo Comunal y Corregimental de Participación, CCCP, priorizaron $180 millones del Presupuesto Participativo para este fin.
Fueron 1.800 horas de formación, con clases desde las 7a.m. hasta la 1 p.m., de lunes a viernes, las cuales iniciaron en agosto del 2022 y culminaron casi un año después, para poder llegar a la ceremonia de certificación, que se realizó a las 4 p.m., del mencionado día, en un auditorio del Centro Comercial San Diego. Aunque la técnica la empezaron 30 personas, 26 terminaron el proceso formativo con éxito.
“El edil Luis Alfonso Restrepo y el líder social, Johnatan Marín Londoño, fueron dos personas que siempre estuvieron ahí para apoyarme con lo que necesitaba durante el proceso educativo. Los profesores fueron de excelente calidad y el coordinador de Edesa tuvo una paciencia impresionante y siempre nos apoyó hasta con sus propios recursos”, manifestó Alba Lidia, quien es la muestra palpable de que los sueños se hacen realidad y ahora le apunta a cumplir otro: laborar en una de las sedes de Metrosalud.
Si ella quisiera, también podría ejercer sus conocimientos en centros de bienestar para las personas mayores, contó el coordinador de este proceso en Edesa, Juan Carlos Arcay Rodríguez, y añadió que ellos ahora podrán dinamizar la economía de su comuna y de sus familias, porque ocuparán cargos en los que tendrán sueldos que superan los $2 millones.
La alegría de ejercer su vocación
Arcay Rodríguez destacó que los ediles de la Comuna 9 estuvieron muy pendientes del proceso educativo de los estudiantes e, incluso, en algunos casos, apadrinaron con recursos propios a varios que tenían dificultades económicas para costear distintos asuntos que no cubría la beca.
Esto, pese a que el beneficio de estudio fue bastante completo y pudieron disfrutar de dos uniformes para asistir a sus clases, tensiómetro, fonendoscopio, material de bioseguridad, jeringas, agujas, tapabocas, alcohol, algodones, sondas nasogástricas y vesicales, así como de guías, módulos, póliza de responsabilidad civil y contractual, afiliación a la ARL y una póliza estudiantil.
“Analizando la deserción educativa en los jóvenes por falta de recursos y la necesidad de auxiliares de enfermería en los centros médicos, se priorizó el dinero suficiente para beneficiar a 30 estudiantes de la Comuna 9”, contó Numan Herrera, edil de la Comuna Buenos Aires.
“Esta certificación significa mucho para mí, con 68 años y llegar a tener un logro como este, eso demuestra que nada es imposible. No perdí un solo día de clases y las prácticas las hice en el Hospital La María”, contó Estella Caicedo Cano, otra de las alumnas certificadas y quien es habitante del barrio Miraflores.
“Pasé por muchas dificultades durante el proceso, pero al lograr la certificación me di cuenta de que valieron la pena los trasnochos. Estoy orgullosa de poder hacer esto que me apasiona. Intenté graduarme en el Censa, pero no pude por problemas económicos, esta carrera cuesta mucho y que me dieran casi todo fue una gran bendición, ahora voy a trabajar de manera particular cuidando a una persona mayor”, detalló Mariana Gallego Serna, otra beneficiada con los apoyos integrales del Presupuesto Participativo, residente en el barrio La Milagrosa.
Muchos de los estudiantes certificados guardan la esperanza de emplearse en la Unidad Hospitalaria de Buenos Aires, cuando por fin la inauguren y también podrán fortalecer los equipos médicos de distintas entidades en Medellín. Esto demuestra que, con voluntad y apoyo, todo es posible.
