A una cuadra del parque y sin una plaza frontal como otros de su tipo, se erige alto, majestuoso e imponente, el templo de La Milagrosa. Esta preciosa edificación fue el epicentro de la creación de una nueva parroquia que hace 65 años hace parte de la ciudad de Medellín.
El Padre Andrés Camilo Berrío Cardona, es el Vicario Parroquial de la Iglesia de la Milagrosa. Él nos contó su historia y también resaltó que el compromiso de los feligreses y la entrega de la comunidad son los actores principales de la construcción, no sólo física, sino espiritual de la parroquia:
“La ciudad de Medellín a finales del siglo XIX y principios del XX sufrió un proceso agigantado de industrialización y de construcción, lo que atrajo a muchos obreros a la ciudad. Eso hizo que el centro se fuera expandiendo y crecieran las fronteras de lo que conocíamos como ciudad”
A este lugar llegaban personas oriundas del oriente antioqueño (quizás por la facilidad de descender la montaña) y se asentaron en este sector que era conocido como el barrio Quijano: “Llevaba ese nombre porque el señor Camilo Quijano era el dueño de todos estos predios. Entonces él empezó a donar terrenos para la construcción de viviendas de los obreros que llegaban de los pueblos a trabajar en Medellín.
Estas mismas familias le pidieron a Don Camilo ceder un terreno para la construcción de un templo. Él accedió y en 1925 donó este lugar. El Padre Lope Duque Villegas, quien en ese entonces era el párroco del Sagrado Corazón en Buenos Aires, pide un oficio al arzobispo de la época, Monseñor Joaquín García Benítez, solicitando su autorización para la construcción de un nuevo templo en el terreno que los Quijano habían donado. Efectivamente el Arzobispo otorga la aprobación y con un decreto del 28 de mayo de 1943 concede el permiso para la construcción.
La familia donó el terreno no sólo para el templo sino para la construcción de la casa cural y los predios necesarios para la elaboración de todo el complejo parroquial. La escritura aparece con fecha del 14 de septiembre de 1943, donde la familia Quijano le dona a la Arquidiócesis de Medellín este terreno, el Arzobispo la acepta y desde entonces comienza la construcción de este templo.
Ya luego, en esos primeros años se nombró al Padre Liborio Restrepo Uribe como primer administrador eclesiástico de esta comunidad y después de él, recibió el Padre Gabriel Lalinde quien adelantó de una manera enorme la obra. Entonces el templo comenzó a crecer.
En sus orígenes no tenía el nombre de parroquia, sino que se dió la autorización de construir un templo. Normalmente para construir una parroquia, primero se inicia la construcción de un templo y ya luego por decreto del señor Arzobispo se nombra parroquia. En este caso, el permiso de construcción fue otorgado en 1943 y solamente hasta el 28 de agosto de 1951 se erige canónicamente la parroquia como tal: sale el decreto de creación de parroquia junto a otras 18 parroquias de la ciudad. Esto habla del crecimiento demográfico de Medellín para ese entonces.
Es por eso, que basados en esta fecha, celebramos los 65 años. No en la fecha de inicio de la construcción, sino en la fecha de promulgación del decreto de creación de parroquia. Esto es lo que nos permite celebrar los 65 años”.
Al hablar sobre esos elementos que favorecieron la construcción del templo en tan poco tiempo, el Padre Andrés Camilo está seguro que fue el apoyo de la comunidad quien lo hizo posible: “Es gente muy católica, muy creyente, muy piadosa, muy fervorosa, pero también de un arraigado espíritu de compromiso con la iglesia. Esto favoreció la construcción del templo, un templo enorme y muy bonito, majestuoso en su estructura, que da cuenta del amor entrañable que tiene este pueblo y la gente de este barrio por la iglesia”.
Y si bien los 65 años de la creación de la parroquia se cumplieron el pasado 28 de agosto, la celebración se hará en noviembre, mes en el que tradicionalmente se celebran las fiestas patronales: “Estas son normalmente el 28 de noviembre, el día de la medalla milagrosa. Entonces queremos unir todos estos motivos: los 65 años de la parroquia, la fiesta patronal y la clausura del Año de la Misericordia, que es un año especial de gracia al que nos ha convocado el papa francisco”
Al igual que en 1951, el templo de la milagrosa continúa siendo el epicentro de una comunidad con profundos valores religiosos que le apuesta a la fe y a la esperanza: “es una comunidad grande en extensión pero también grande de espíritu porque han sabido adaptar y vivir muy bien el mensaje del evangelio. Han sabido celebrar de una manera muy consciente y muy coherente su fe. Es un barrio muy tradicional, de una fe profunda y arraigada que se manifiesta en la vivencia y en la práctica de todos los días. Entonces yo creo que esto es un motivo de mucha alegría y un motivo también de esperanza para todo esta ciudad y todo este barrio poder celebrar junto con esta comunidad parroquial 65 años. No solamente de historia sino también de vivencia del evangelio. Y lanzar la invitación para que a través del compartir en los grupos pastorales, de la expresión, de la fe, de la celebración consciente de los sacramentos, esta comunidad que peregrina en La Milagrosa siga avanzando hacia el encuentro con el Señor, dando ejemplo de lo que significa tener fe y manifestarla en el mundo de hoy” afirma el Padre Berrío.