En medio de la urbe, dentro de la Comuna 9, se levantan imponentes guaduales, guayacanes, cedros, yarumos, entre otras variedades de árboles que conforman uno de los pulmones verdes más diversos en el territorio antioqueño.
Especies que desafían la población acelerada de los habitantes, caminos que se abren paso por especies de fauna y flora y que recuerdan las rutas recorridas por indígenas, comerciantes o arrieros, y que hoy comunican una comuna con otra. A estos lugares de tránsito y cruce de caminos se les conoce como senderos ecológicos.
Luis Hernando Arango Usma, guardabosques y precursor del cerro natural La Asomadera comenta: “Esta área la tomé un 13 de septiembre de 1989 junto con un amigo, Hernán Jiménez. El terreno era un basurero, pero nos pusimos el objetivo de construirle un pulmón verde a la ciudad sacamos los escombros, sembramos árboles, organizamos los senderos y recuperamos el espacio vegetal, queríamos cambiarle la cara al basurero y convertirlo en un paraíso ambiental”.
Esta área protegida permite a sus visitantes tener una vista de 360 grados de la ciudad, un contacto directo con el ecosistema, con más de 400 especies nativas colombianas, considerado por sus líderes ambientales como “el segundo jardín botánico de Medellín”.
Para Daniel Pérez Molina, presidente de Con-ambiente, una organización de la Comuna 9 que trabaja por la sensibilización ambiental, es importante conservar estos espacios ecológicos para que la comunidad se concientice del papel que tiene en el cuidado y la restauración del ecosistema, porque estos lugares contrarrestan los efectos nocivos de la contaminación en la ciudad.
Los senderos ecológicos generalmente son nombrados en honor a su ruta de acceso o los barrios con los que colindan en la antigüedad los pobladores sembraban en estos lugares árboles frutales para disfrutar del tránsito por estos territorios, mientras atravesaban los diferentes puntos de la ciudad.
Al respecto, Jhony Andrés Escobar, lìder ambiental, comenta: “Para nosotros es muy importante que la comunidad entienda que existen pulmones naturales, que tenemos senderos que comunican una ecología, una biodiversidad, que los habitantes se apropien del hábitat y le brinden protección, uniendo esfuerzos, no solo desde el ente gubernamental o las organizaciones privadas, sino también desde las instituciones educativas, y éstas a su vez inculquen el respeto y conservación de la naturaleza para que los estudiantes tengan una cultura y ética ambiental”.
Eliana Guarín, guía ambiental de los diferentes recorridos ecológicos en La Asomadera, resalta la importancia de conservar este patrimonio ambiental, según ella debido a la ubicación que los sitúa en medio de muchos agentes contaminantes y aclara que el sistema arbóreo es un transformador de dióxido de carbono en oxígeno.
La importancia del cuidado y preservación del medio ambiente propicia espacios adecuados para la realización de diversas actividades al aire libre y generar conciencia con respecto a nuestro entorno.