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  • Astrid Balvín

Laurentina Vásquez



Laurentina Vásquez es el nombre que decidió darle su padre al nacer para recordar a una hermana que había perdido, sin embargo al momento de ser bautizada, el sacerdote prefirió quitarle el tina y llamarla Maria Laura y es así como es conocida dentro del grupo Viejos Soñadores y en general con sus amigos y conocidos.


Doña Laura, madre de 8 hijos, es una mujer de estatura media, delgada, de cabello corto, blanco y delicado, con el liderazgo en sus venas que forja su carácter perseverante, entusiasta y dedicado.

Echando Raíces


Llegó a Medellín desde Maceo Antioquia, cuando era muy pequeña, en compañía de su padre, madre, hermanos y hermanas, que al igual que ella. Estudió en el colegio Salesiano Sagrada Familia San José, en Las Palmas y después en Enciso, donde decidieron “echar raíces” y comenzar a construir su vida, en aquella Medellín que apenas comenzaba a crecer. Ahora es una abuela, bisabuela y tatarabuela muy amada en su familia.


Ramón Bustamante, su esposo, fue quien ayudó a formar el barrio Caunces de Oriente, construyendo las viviendas que inicialmente lo conformaron. A doña Laura todo este proceso de formación del barrio la llenaba de motivación, le fascinaba trabajar con la parroquia San Alberto Magno y fue allí donde se dio inicio al grupo Viejos Soñadores, ya que el barrio no contaba con ninguna asociación que incluyera y fomentara el encuentro entre las personas de la tercera edad. En aquel tiempo, se reunían en la iglesia y ella fue elegida como presidenta del grupo desde sus inicios, hace 30 años ya.


Una Líder inigualable

Doña Laura es una persona muy apreciada y querida dentro de la comunidad, que conforma Viejos Soñadores y en el barrio en general, después de la muerte de su esposo, ella quiso entregar la dirección del grupo pero fueron las mismas integrantes quienes le aconsejaron que permaneciera con ellas, eso le ayudaría a sobreponer su pena, así que doña Laura decidió quedarse: “yo les hice caso, pero cuando volví, llegué con mucha tristeza, pero todo va pasando en la vida y ahí estoy, tiene que ser que me pase alguna cosa, alguna enfermedad; para yo dejar el grupo”.

Su hobby: Servir

La mayor parte de su tiempo lo dedica a Viejos Soñadores y más que una obligación, para ella, es un hobby estar al tanto de la organización y la logística de los eventos que se realizan, así como participar en ellos “el médico me dice siga adelante, porque un encierro lo enferma a uno más y aunque ahora no puedo hacer la gimnasia, porque tengo un problema en las rodillas y en la cadera, yo vengo y estoy con el grupo, el día que yo no vengo, las señoras me extrañan mucho”.


Entre los aportes que ha hecho esta mujer al barrio Caunces de Oriente, ha sido lograr la construcción del salón comunal donde se reúne el club de vida, que gestionó, a través del POAI (Plan Operativo Anual de Inversiones). Le dieron 30 millones de pesos, para poder hacer una sede para el grupo de adultos mayores, pero la Junta de Acción Comunal le sugirió reunir los dineros, para no sólo realizar la sede sino un salón comunal, a lo que ella accedió, siempre y cuando se le respetara el espacio para poder realizar todas las actividades de Viejos Soñadores. En este salón también practican grupos juveniles y de danzas, que hay en el barrio.


Debido a su amor por el barrio doña Laura ha trabajado de manos de la Junta de Acción Comunal para lograr mejorarlo, como por ejemplo, con la construcción de las aceras y los pasamanos, beneficiando a todos los habitantes de Caunces.


Un gran apoyo

“Doña Laura es una gran persona, se preocupa mucho por el grupo y por nosotras, es como una segunda mamá, mi mamá está viva, pero para mí es mi segunda mamá, ella es muy activa y es muy pendiente de todo los que nos pasa, todo lo que nos haga falta, haciendo actividades para el grupo, nos celebra el cumpleaños cada seis meses, una tanda a mitad de año y otra final de año, es un amor con nosotras”, dijo Marta Castellanos, integrante del grupo Viejos Soñadores.


De las cosas que más disfruta Laurentina, es de tener este lugar, es poder generar momentos de encuentro donde tanto ella como las demás compañeras y amigas, tengan la posibilidad de tener un lugar de distracción en el que puedan dejar los problemas en sus hogares y reunirse para conversar compartir y entretenerse.

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