Vender productos para mascotas hoy es un negocio supremamente rentable porque la mayoría de personas tienen una o varias y éstas generan muchos gastos básicos, pero en medio ese lazo filial que han creado con los seres humanos, también surgen servicios que para unos son necesarios, pero que para otros son lujos con los que exageran el trato que les debemos dar a estos animales de compañía.
El mercado ofrece una amplia gama de servicios para estos seres de cuatro patas, que hoy son parte de las familias humanas: restaurantes, escuelas, peluquerías con bañada incluida, guarderías con servicio de transporte, fiestas, clubes, tiendas de ropa, cementerios y todo tipo de lugares que, comúnmente, son para la gente.
Es frecuente ver cómo las personas visten a sus animales, les celebran fechas especiales, duermen con ellos, los disfrazan, entre otros actos, que para muchos expertos desorientan su óptimo desarrollo y hacen que pierdan su identidad. La Revista Interactuando con la 9 le presenta a sus lectores un completo análisis sobre la humanización de las mascotas con distintas miradas.
“La humanización excesiva de las mascotas les ha producido muchos problemas en su desarrollo, perros con ansiedad, que no se pueden quedar solos en la casa porque muerden y destruyen todo. Algunos se muerden ellos mismos. De tanto consentirlos no socializan con otros perros, los miran como enemigos y los atacan. Tratamos a las mascotas como si fueran hijos y no las dejamos que jueguen con otros caninos, que se ensucien, que vayan a un parque, ven que va un perro para donde ellos y lo primero que hacen es alzarlo, entonces el animal ve esa conducta como algo negativo y le ladra a los otros perros, no permiten que se le acerquen, se vuelve territorial”, analizó Mauricio López Morales, médico veterinario y zootecnista de la Universidad de Córdoba.
El especialista añadió que en la consulta se evidencia que estos perros son ansiosos y nerviosos y fácilmente se vuelven agresivos. “La recomendación es dejar que los perros jueguen y socialicen con otros caninos en los parques. Esa humanización excesiva crea problemas hasta para la alimentación, si el dueño no está en la casa, el perro no come. Conozco a amos que le dan la comida en la mano a su canino y si no es así no se alimenta, ya son asuntos extremos, porque le están generando una dependencia total a la persona”.
“No estoy de acuerdo con el concepto de humanización, para mí significa que los animales cada día tienen un lugar más importante en la vida de las personas. No debemos escandalizarnos por los comportamientos que se van teniendo con ellos para dignificar su tenencia, me parece un proceso normal porque es reconocerlos como seres sintientes”, afirmó la defensora de animales, Diana Milena Rodríguez.
La líder animalista recordó el papel de cariño, compañía y soporte emocional que cumplen las mascotas en algunos casos de personas que son olvidadas por sus familias. “Son los animales de compañía los que las saludan y les brindan afecto, lo que crea ese vínculo tan valioso y de cercanía con sus propietarios”.
Apegos excesivos no son sanos
“El orden natural de los seres vivos define su hábitat y las funciones que cumplen en la interacción. A través del tiempo se han generado cambios sociales muy marcados en el aspecto emocional, asociado a rupturas prematuras de las relaciones de pareja, el abandono que sufre algún integrante de la familia, especialmente el adulto mayor, la necesidad del rol competitivo a nivel profesional que limita la proyección de hijos en las nuevas generaciones, originando un afán en la búsqueda de compañía, a veces provocando modificaciones en el trato con las mascotas”, analizó la psicóloga Luisa Fernanda Angarita Franco.
“Si bien son merecedores de cuidado y protección para proveerles un hábitat saludable con unas funciones específicas, como mascotas, es innecesario llevarlos a ser receptores de los vacíos existenciales y conflictos internos a través de la humanización exagerada que les puede ocasionar posibles síntomas ansiosos”, argumentó la psicóloga.
Finalizó recomendando que: “es importante identificar qué pasa con la salud mental del ser humano que genera apegos y bajas estrategias de afrontamiento. He tenido consultas ante la pérdida de las mascotas y la elaboración de los duelos son bastante complejas de resolver. Hay casos extremos en los que se pierde el sentido de la vida y aún más complejos, donde se ha proyectado a los niños un apego por las mascotas que no es sano”.
También se han conocido casos de personas que conservan altares en sus casas con las cenizas de sus mascotas muertas. Cada vez más estos animales de compañía ocupan espacios muy relevantes en el corazón de las personas y eso está bien, quizás, lo inusual es cuando las personas manifiestan comportamientos poco sanos con ellos.
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