
El miércoles 9 de octubre, integrantes de diferentes grupos ambientales de la comuna 9, se unieron para crear un sistema de protección para un árbol abuelo que habita en la avenida La Playa en el centro de Medellín y que cuenta con más de 200 años de vida. Esta movilización nos invita a reflexionar y a repensar en los árboles, que a menudo son vistos simplemente como elementos del paisaje o proveedores de sombra, pero son mucho más que eso. Los árboles son seres vivos, que también tienen un ciclo vital, poseen sistemas de comunicación entre ellos y tienen una capacidad increíble para adaptarse a su entorno.
Al igual que el resto de los seres vivos, los árboles también son vulnerables y se pueden enfermar o sufrir a causa de nuestras acciones. Pueden contraer infecciones virales, bacterianas y de hongos. Estas enfermedades afectan su crecimiento o su capacidad para producir hojas y flores. Las plagas, como los escarabajos o las orugas, también pueden devastar un árbol al alimentarse de sus hojas, corteza o madera, debilitando su sistema inmunológico. Además de todo esto, la deforestación, la contaminación del aire y del suelo, y los cambios en el clima provocados por el calentamiento global reducen su tiempo de vida y los vuelven propensos a adquirir enfermedades. De hecho, los árboles en la ciudad suelen vivir mucho menos que aquellos que habitan en los bosques, en gran parte debido a las condiciones de estrés en las que se encuentran.
Recientemente, científicos descubrieron redes de comunicación subterráneas entre los árboles, conocidas como "Wood Wide Web". A través de un sistema de raíces interconectadas entre árboles, pueden compartir nutrientes y enviar señales de advertencia entre ellos. Por ejemplo, si un árbol detecta un ataque de insectos, puede "advertir" a los árboles vecinos para que fortalezcan sus defensas. Y aunque no poseen un sistema nervioso como el nuestro, también han descubierto que generan respuestas frente a los estímulos de su entorno, ya sean positivos o negativos.
Existen muchas acciones que podemos hacer para proteger los árboles: evitar la poda excesiva, plantar especies que pertenezcan a ese entorno, no cortar sus raíces y respetar su espacio, sobre todo en las ciudades. Cuidando de ellos, estaremos cuidando de nosotros mismos, puesto que son cruciales en un momento como este en el que el cambio climático está afectando de forma alarmante nuestro bienestar. Son ellos quienes pueden transformar todo ese CO2 en oxígeno y lanzarlo a la atmósfera. Hagámoslo por ellos y por nosotros.
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