Nuestro Valle de Aburrá está encerrado por montañas, la poca velocidad de los vientos, el aumento del parque automotor, la falta de cultura ciudadana y la velocidad con que avanzan los componentes tecnológicos han convertido el territorio en una trampa de elementos contaminantes, algunos de ellos, altamente perjudiciales para la salud.
Así lo advierten estudios recientes del Área Metropolitana e investigadores de las universidades de Antioquia, Nacional y Pontificia Bolivariana. Según la doctora Carolina López Murillo, medica cirujana de la U de A, algunas de estas fuentes de contaminación atentan de manera alarmante en la salud de los habitantes del Área Metropolitana que se encuentran expuestos a estos durante gran parte del día, por esto es importante tomar precauciones en algunos casos y conciencia en otros.
Contaminación del aire
La ciudad de Medellín tiene una topografía particular que hace que el material particulado (humo, gases, entre otros) se quede acumulado en el aire, debido a que está encerrado entre montañas, a la poca velocidad de los vientos y el aumento del parque automotor.
“El material particulado pequeño (menor de 2.5 micrómetros) que se produce por los vehículos que funcionan con diésel y gasolina y las industrias, son los más perjudiciales para la salud, ya que son los que llegan hasta los alvéolos de los pulmones y pueden producir enfermedades como: bronquitis crónica, enfermedades cardiovasculares, crisis asmáticas o hasta cáncer”, explica López.
Por esto es importante tomar algunas precauciones o medidas para minimizar el daño, tales como: utilizar el transporte público masivo con el fin de llevar la mayor cantidad de personas a sus destinos y así reducir la huella de carbono que esto implica; transportarse en bicicleta o medios de similares que no generan polución y no realizar deporte al aire libre cuando la contaminación se encuentre en niveles elevados.
Contaminación auditiva
El ruido es un contaminante físico del aire, es causado principalmente por el tráfico vehicular y por los establecimientos abiertos al público. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un nivel máximo de 65 decibeles en las ciudades, así mismo, el uso de audífonos no está recomendado debido a su interacción directa con nuestros oídos.
“El ruido puede afectar la salud mental y física de las personas, cuando se interrumpe el sueño por el ruido se pueden producir problemas de aprendizaje, concentración, irritabilidad y estrés; en el ámbito físico se pueden producir problemas de audición, hipertensión arterial y migrañas (…) Inmovilizar los vehículos excesivamente ruidosos, realizar barreras antirruido, controlar los niveles en los establecimientos públicos y multar a los infractores que abusan de los aparatos electrónicos (equipos de sonido, televisores, entre otros), son medidas a implementar que contribuyen a disminuir esta problemática de cultura ciudadana, aclara López.
Contaminación electromagnética
Esta se produce por las radiaciones emitidas por equipos electromagnéticos, tales como torres de alta tensión, antenas de telefonía móvil e inalámbrica o las zonas wifi, que pueden ocasionar problemas de salud en los seres humanos.
Según la doctora Carolina pueden ocasionar trastornos del sistema inmunológico (defensas del cuerpo), aumento de la presión arterial, estrés, agotamiento, vértigo, depresión y enfermedades cardiovasculares. La exposición a largo plazo a las ondas electromagnéticas de los teléfonos móviles puede producir cáncer cerebral, o de testículos o mama en aquellos hombres y mujeres que llevan el celular junto al pecho o en los bolsillos del pantalón.
“Algunas de las medidas para disminuir esta exposición son: apagar el router Wi-Fi cuando no se use, utilizar el manos libres del móvil, alejarse de las antenas de telefonía, además se recomienda que los niños y adolescentes permanezcan solo tres horas frente a las pantallas (computador, celular o televisor), ya que éstas interfieren en el desarrollo cerebral y pueden afectar la visión”.
Otros tipos de contaminación
los olores ofensivos son otras sustancias contaminantes que pueden alterar el sistema de los seres humanos, pero no hacen parte de los contaminantes primarios. Son generados por sustancias como el amoníaco, el sulfuro de hidrógeno y el azufre. En el Valle de Aburrá aún no han sido valorados, porque la norma, Resolución 1541 de 2013, es muy reciente y solo se han regulado los más característicos, que son los que producen las plantas de tratamiento de aguas residuales y curtimbres.
También los factores culturales y sociales como la irritabilidad, el malgenio, el estrés, la falta de sueño y la intolerancia pueden generar un ambiente tóxico o nocivo para la sana convivencia lo que se puede traducir como una clase de contaminación si lo analizamos desde el punto de vista de un entorno armónico, de salud física y mental.