Rubén López, es un cantante de rap de la Comuna 9 conocido por su trayectoria con Manicomio, grupo que fundó en 2006 con su amigo Jonathan Quintero y con el que se presentaron en varias comunas de la ciudad, en especial, en los escenarios de la Comuna 9 como el Festival de Hip Hop.Ahora, continúa en solitario, aunque conserva el nombre del grupo.
Rubén Darío López, nació el 10 de julio de 1990. Su vida no fue fácil. Cuenta que a los 10 años cansado de ver como su padre maltrataba a su madre, se escapó a vivir de “arrimado” en otra casa, donde tampoco permaneció mucho tiempo. A los 12 años trabajaba en los buses para pagar una pieza en el centro de Medellín con sus “parceros”, viviendo por su cuenta y desescolarizado.
Su interés en el Rap comenzó a los 15 años, con la ayuda de varios amigos quienes lo vincularon con esta cultura callejera y le enseñaron de qué se trataba este género. “Ahí fue cuando empecé a estudiar lo que es el Rap, la historia del rap, qué significa Hip hop, cuántos elementos son y me sedujo mucho el M.C, maestro de ceremonia, por los ritmos, las velocidades y aparte de eso yo tengo una mente muy creativa para copiar (escribir), entonces desde ese entonces empecé mis primeras letras”, recuerda Rubén.
Su primera presentación fue durante un acto cívico en la Institución Educativa Héctor Abad Gómez, donde retomó sus estudios. Cantó una canción de Etnia 527, un de los grupos que lo influenció para seguir este camino.
En 2005 formó un grupo de regué, llamado Etiopia, que duró cerca de seis meses. En 2006, conformó Manicomio con un amigo, adquiriendo con este reconocimiento en la Comuna 9. Aunque Jonathan decidió retirarse del grupo, Rubén decidió continuar trabajando bajo este nombre.
Las letras de sus canciones son francas. En ellas, cuenta historias o temáticas que le han impactado, y otras, están inspiradas en es su experiencia, como “Medellín care trapo”, donde habla de su vivencia en las calles de la ciudad, en la que retrata la indigencia, una problemática que él asegura mucha gente estigmatiza y no conoce el trasfondo de esta. “Muchos están ahí por depresión, otros por cosas de la vida, otros por curiosidad que probaron un vicio y se sumergieron en eso, otros para llenar vacíos, pero para mí esas personas importan mucho.Yo sí vi lo que es eso y gracias a Dios salí de eso, no probé ningún vicio, lo mío era reciclar”.
Sus sueños son tener un estudio de grabación propio, viajar por el mundo, tener una casa propia y crear una emisora para mostrar los artistas de la comuna. No espera la riqueza, solo busca el respeto y reconocimiento del público, porque sabe que la escena musical es difícil y que en muchos casos lo que se invierte en eventos y música poco se recupera. Aunque es consciente del duro camino que le espera, porque como asegura, “en la ciudad a los artistas le falta mucho apoyo”, Rubén sigue trabajando en su música, presentándose en discotecas y componiendo.